En la nube espesa
Cuando el cielo se viste de silencio
Cuando el cielo se viste de silencio
“He aquí que yo voy a ti en nube espesa, para que el pueblo oiga mientras yo hablo contigo.” – Éxodo 19:9
El silencio de Dios es como una nube espesa: desconcierta, confunde y a veces asusta.
Queremos claridad, respuestas inmediatas, un cielo azul sin sombras. Pero, sorprendentemente, muchas de las historias bíblicas más profundas ocurrieron en medio de la nube del silencio divino.
Moisés subió al monte envuelto en la nube, Job clamó sin respuesta durante meses, los discípulos se angustiaron tres días sin Jesús. Todos ellos conocieron el peso de la incertidumbre, pero también descubrieron que el silencio no es abandono: es un espacio de revelación.
La nube espesa no elimina la presencia de Dios; solo la oculta por un momento. En medio de esa densidad, el Señor está más cerca de lo que imaginamos, enseñándonos a confiar en lo que no vemos. La fe, al fin y al cabo, no es caminar cuando hay luz, sino avanzar aun cuando la visión es borrosa.
Quizá hoy no escuches Su voz. Quizá lo único que veas sea la nube espesa. No desesperes.
Recuerda: el silencio no es vacío, es un velo que pronto se levantará. Y cuando la claridad llegue, descubrirás que Dios nunca se movió de tu lado.
Oración
Señor, en mis días de silencio y confusión, recuérdame que no estoy solo. Enséñame a confiar en ti cuando no entiendo nada y a seguir caminando, aunque la nube espesa me rodee.
Amén.
Para Reflexionar
- ¿Qué emociones despierta en ti el silencio de Dios?
- ¿Cómo podrías transformar ese silencio en una oportunidad para escuchar más allá de las palabras?