Caminar en Familia
La primera iglesia está en casa
Cuando pienso en mis recuerdos de fe más antiguos, no me vienen a la mente los templos ni las campañas Evangelísticas. Lo primero que recuerdo es a mi familia orando en casa. Una mesa sencilla se convertía en altar, y una habitación pequeña era suficiente para sentir que Dios estaba allí.
Con los años entendí algo: la primera iglesia no se construye con ladrillos, sino con relaciones. Un padre que ora con sus hijos, una madre que enseña con paciencia, hermanos que aprenden a perdonarse… allí comienza la verdadera fe.
En un mundo que corre a mil por hora, podemos olvidar que el discipulado más profundo ocurre en lo cotidiano. El hogar es el lugar donde aprendemos a amar de verdad, a servir sin aplausos y a cultivar una fe práctica que se nota en los gestos más pequeños.
La iglesia del domingo es vital, pero el evangelio cobra vida cuando se encarna entre paredes sencillas y corazones unidos.
Oración
Señor, haz de mi hogar un altar de tu presencia. Enséñanos a vivir la fe en lo cotidiano, con palabras de amor, gestos de servicio y corazones dispuestos a perdonar.
Amén.
Para Reflexionar
- ¿Qué costumbres de fe heredaste de tu familia?
- ¿Qué prácticas nuevas puedes iniciar en tu hogar para fortalecer la vida espiritual juntos?